viernes, 15 de junio de 2012

Reflexiones sobre la paternidad (IV)

Hoy, Día de los Padres, mi hijo mayor, José Francisco, ha hecho su primera comunión, sacramento católico. Desde pequeño se empeña en la búsqueda de la verdad, el rito de hoy completa esa inquietud. Solo espero que su búsqueda no cese, la búsqueda y no el reposo es lo que nos hace mejores personas.  Este poema recuerda esa búsqueda.

Canción de dudas para la verdad
Para Pepe de mi corazón, por su hábito de preguntar lo inefable.

—¿Qué es la verdad?
(Dice mi hijo.)

—La verdad es un oficio y una fiesta.
Es la espera sin final ni voluntad
y la llegada muda a ningún sitio.
Es la bienvenida y el retorno
y un lento anular y la caída.
Es un grito de horror y regocijo
y una caricia cruel desde la sombra.
Es el esplendido hálito de un niño.
Es todo eso y aún es poco.

—¿Quién es la verdad?
(Dice mi hijo y en mí el espanto
se hace una roca fi rme.)
—Tengo la verdad en mis manos,
la he surtido hace tiempo con la vida,
y no sé qué dolor.
Es una palabra que me rebosa
y que es silencio,
una palabra sola
que es ausencia,
una sola palabra que se muere.
Siempre viene contigo.
Eso también lo sabes.
Mi padre estuvo al corriente
y también calla.

—¿Dios es la verdad?
(Suspiro hondo y grito.)

—Y qué es Dios,
si no la mano tremenda de la ausencia;
si no es mi padre en su sigilo,
y mi madre que cruza una ronda
disipada hace ya mucho tiempo.

—¿Quién es Dios?
(¡Dios!)

—Dios es ese minuto que perdimos,
ese azul que vi calado en el silencio
y donde hubiese reposado sin penuria y sin luz.
—¿Dónde está Dios?
(¡Dios!)

—Pues en el juego de esconderte que me hiere,
en tu pregunta que me hiere,
en el amigo que me hiere,
en la madre y la esposa que me hieren.
Dios está lejos.
Escondido en un paisaje donde lacera la visión
del placer
y solo allí quiero respirar lo eterno.

Osvaldo Gallardo

(Tomado de Diálogo sin luz, Ed. Ácana, 2009)




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